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La Tierra Prometida by Mark Fisher


¡Buenos Días mis hermanos y hermanas! Me llamo Mark Fisher y he vivido aquí in California por casi cuatro años. Tengo cuatro hijos y una esposa con la que he sido casado por casi veinte años. Mi jornada en la iglesia empezó desde muchos más años atrás. Pero en cierto, comenzó cuando serví una misión en Veracruz, México justo antes del siglo 21. Allí es donde encontré el gran impacto que el Señor tuviera en mi vida y en la de los conversos y otros misioneros al aplicar sus enseñanzas con mayor frecuencia y constancia. Mas particularmente, veía como la gente en México aceptaba un acuerdo con Dios que para ellos no era extraño. Como que fue un hecho predeterminado, que a propósito pasara con o sin mi esfuerzo. Ese acuerdo típicamente comprometía ser bautizado.


Hoy vine a hablar sobre lo que significa “la tierra prometida” en las escrituras y en nuestras vidas personales. Al leer en Helaman 7, vemos Nefi, hijo de Helaman, expresar remordimiento por vivir en un tiempo cuando la gente vivía en un estado bastante degradado, debido por respectos, por un gobierno tiránico. Lamentablemente, una gente que en muy pocos años, había caído por las persuasiones y practicas falsas de los ladrones de Gadianton. Nefi, específicamente dijo que “o si hubiese vivido en los días en que mi primer padre Nefi, salió de Jerusalén, para haberme regocijado con él, en la tierra de promisión.” Nefi exclamo como, si fuera posible, empezar de nuevo en construir una civilización mejor fundada en la Roca de Salvación, que es el Salvador.


Desde entonces, la gente llegaría a aceptar los convenios del Señor para luego rechazarlos de nuevo. Similar a las tribus de Israel quienes anduvieron perdidos una vez tras otra al pesar de las bendiciones y milagros acontecidos por sus varias liberaciones.


En tercer Nefi, capitulo 16, el Señor mismo prometió a su gente, la gente de Lehi, que esta tierra será por herencia desde antes y después de su visita. Mas bien, El Señor les estaba señalando que ellos y su progenie nunca iban a ser olvidados pese a las dificultades que les pasarían a través de los siglos. Lo que vemos ocurriendo ahora es la cimienta de Lehi heredando esta tierra de promisión porque el Señor sabia aun en los días ancianos que su gente regresaría a su redil en los últimos días.


Mi impresión es que Dios estaba esperando hasta estos últimos días para llevar a cabo su mayor obra entre su gente de mayor entendimiento. En tercer Nefi, capitulo 16, el Señor cita a Isaías al decir que “ellos prorrumpirían en alegrías al ser consolado su pueblo, al redimir a su gente.” Yo creo que este pasaje está hablando en parte a toda la gente que se encuentra en este salón, el Señor les refirió directamente allí. Por estar encontrado aquí, han probado su fidelidad con quien da a su lealtad.


Es importante a recordar que el primer padre de los Nefitas y Lamanitas era Lehi. Y que el resto de su posteridad será heredera de lo que fue prometido a Lehi por ser una rama de la casa de Israel. Al aprender esto, entiendo más que el Señor nunca se olvide de su redil. Pueden pasar anos tras años y Dios mismo recordara sus convenios con los que previamente hacían pacto con él. Antes que los gentiles vinieron a dar la buenas nuevas, sus antepasados hicieron convenios sagrados y por eso, fueron bendecidos a poseer esta tierra. No solo en poseer esta tierra, pero por cierto nunca ser desalojado de ella.


Durante mi misión, yo fui testigo del recogimiento de Israel, la antigua gente de Israel siendo retornada en convenio con su progenie. Sentía los lazos siendo reconectados gracias a la fe antigua revigorado con la fe moderna. Con Dios, no hay nada que es inesperado cuando relacione a su obra.


Una persona en particular me viene a la mente al pensar en este recogimiento.


Un día estuvimos medios perdidos andando en la calle en busca de alguien a ensenar cuando de repente, me sentí una voz apacible susurrar a seguir una caminata a un lado oscuro corriente algunas casitas. Allí es donde encontramos a la hermana Gloria. Ella, sin duda, estaba esperando por algo que antes faltaba. Previamente, ella tuvo una niña con un exmisionero de nuestra iglesia que no mantuvo sus convenios con Dios, ni con ella al dejarla sola, ni con la niña en un caso de abandono inexcusable. Al pesar de estas circunstancias pesadas que pudiera en muchos casos abrumar y desviar a uno a no seguir la fe, Gloria mantenía una luz inextinguible.


Al relatar el plan de salvación con ella, también me vi prendido de su luz. Ella tenía una humildad que me hizo más humilde a mí. No tardo mucho tiempo en que ella fue bautizada. Ella fue tan dispuesta por la luz del evangelio que, sin duda, fue a propósito y según Uno que le amaba en los cielos. De Uno que quería alcanzarla con la verdad reestablecida. Cada vez que pienso en ella, me siento agradecido a conocerla. La luz de Cristo estuvo en ella, solo se necesitaba uno por quien le relataba las buenas nuevas combinado con autoridad bien ejercida. Yo sentía que ella fue preparada desde mucho antes de mi llegada y por poderes más allá para aceptar convenios renovados en estos días.


Ahora, regresando a Nefi, hijo de Helaman. Si la tierra de promisión, por Nefi, representa un comienzo nuevo. ¿Que debe representar por nosotros ahora en el cumplimiento de los tiempos cuales son los días en que vivimos?


Nuestras tierras prometidas pueden representar muchas cosas. Puede ser que sea un nuevo comienzo o una promesa cumplida con la fe. Lo importante es que debemos buscar el medio por el cual llegamos allí. Jesucristo tiene muchas tierras prometidas que solo se espera dar a nosotros en cuanto a que empleemos la fe, la perseverancia y la constancia al obedecer sus leyes.


Tal como la tierra prometida puede ser una esperada bendición o un lugar en donde debemos obrar en la viña. ¿En cualquier circunstancia, como podemos llegar allí si no tengamos el espíritu de luz y verdad?


Estoy bendecido que Dios me ha comunicado su voluntad en algunas circunstancias relacionadas con una promesa. Él siempre ha estado listo a bendecir con lo debido en la medida en que mi fe alcanzara. He aprendido que las tierras de promisión solo se pisen al grado de que podemos preverlas y verlas con nuestros ojos de fe.


Gracias a esa fe, he podido reconocer verdades profundas en mi vida y seguir un camino más recto hacia el Señor. En seguido estoy aquí parado con fe y amor porque el Señor me ha dispuesto andar en solo un poco de su luz. Ese es mi tierra prometida. Al conocerle mejor y saber que me anda guiando a verdades más puros que informan las vidas de mí y mi familia. A veces al llegar a ese fe tenemos que pasar por dificultades que edifican nuestro ser y aumentan nuestro entedimiento.


El primer Nefi en el libro de Mormón fue el perfecto ejemplo en como seguir la voz del Señor para no solo conseguir milagros, pero adquirir una nueva tierra y civilización bien dispuesta al Señor. Antes de llegar allí, él tuvo que pasar por muchas dificultades. Hablo del mismo Nefi quien mato a un hombre, Laban, contra su propia buena naturaleza, resistió a dos hermanos constantemente desafiantes en Laman y Lemuel y construyo un barco sin la previa experiencia y habilidad para hacerlo. Todo en largo hecho para embarcar en una nueva bendecida vida por mandato del Señor y solo después de sufrir tantas privaciones.


La verdad es que Nefi y su familia adquirían muchos milagros gracias a le fe bien puesta en El Senor. Quien promete abrir la puerta si solo la tocáramos.


¿Por último, no puede que sea la mejor tierra prometida, una vida eterna con nuestros amados familiares? ¿O solamente, el simple reconocimiento de bendiciones ya recibidas?


A través de nuestros convenios, Dios el Padre y su Hijo han prometido a darnos todo lo que tienen. Tales bendiciones nos esperan por completo en la vida venidera por los justos que escuchan y siguen su voz con fe y confianza. Gracias a esa fe, logramos obtener un presente y futuro con más bendiciones que solo Él sabe que necesitaríamos. Entonces, la verdad es que obtenemos nuestras mejoras circunstancias al ponernos en común con Cristo. Solo así podremos comprender mejores entendimientos sobre nuestro estado en esta vida. La verdad es que nosotros somos los que ponen fin y limites a nuestro poder de llegar a lugares más bendecidos. Solamente nuestro Señor puede liberarnos de estados caídos hasta lugares más altos. Quizás, ya hemos logrado nuestra tierra prometida sin reconocerla. Es El que sabe perfectamente donde debemos llegar. Solo depende en nosotros a realizarlo.

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